Sólo se desplazaba a la biblioteca una vez al año, para renovar su puesto, adscrito al depósito legal. En cuanto pudo pidió baja por enfermedad, nobleza obliga, ya que el polvo agudizaba sus crisis asmáticas. Se trataba de satisfacer la presión paterna para conseguir un trabajo, aunque no fuera remunerado. El joven Proust fue nombrado ayudante de biblioteca en la Mazarina, la biblioteca del Instituto de Francia, de 1895 a 1900. De oficio bibliotecario El único oficio que algún día tuvo Marcel Proust fue el de bibliotecario. Proust se preparó durante toda su vida para escribir una novela. Ávido de saber, poseía una vastísima cultura literaria, humanística e incluso científica. Proust, el empollón de la clase El joven Marcel fue un estudiante brillante, lo que le permitió hacerse con tres títulos universitarios. Mamá contribuyó a que Marcel fuese un niño ávido del reconocimiento y aprobación social que derivaría un personalidad pusilánime e introspectiva. Marcel, ojito derecho de mamá y en el punto de mira de papá: Su madre, Jeanne Neil era el prototipo de la matriarca judía, sobreprotectora y acaparadora mientras que su padre, el doctor Adviene Proust, era tan exigente como intransigente. Destacamos los diez datos más relevantes de la singular biografía del novelista: 1.
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